Justicia Ilegítima - Capítulo 9

 IX


El 28 de enero de 2021, mi papá falleció en prisión, como consecuencia del abandono de persona al que fue sometido por los jueces que llevaban la causa y por la desidia burocrática de los organismos estatales. Cuando pedí asistirlo para darle de comer, funcionarios del HPC del sistema penitenciario me lo negaron, al igual que los médicos del hospital Eurnekian cuando los custodios de mi papá, durante su internación, les pidieron que me permitieran darle de comer porque él no podía hacerlo solo.

Mi padre fue falsamente acusado y luego asesinado y así lo denuncio aquí, por la negligencia calculada y la solapada condena a muerte a la que fue sentenciado.

Una vez más, hago responsables de su muerte a quienes alguna vez fueron parte de mi familia biológica en primer lugar, ya que después de haber vivido como reyes durante más de cuarenta años, prefirieron mentir para obtener unos miserables pesos que sabían que de otra manera no obtendrían, porque mi papá, fiel a sus principios, no poseía bienes ni dinero. Quienes fraudulentamente se disfrazaron de víctimas para cobrar un subsidio que no merecen, quitándole una fuente de recursos y dinero a otros seres humanos, que SÍ han pasado por situaciones dolorosas en sus vidas. Quienes habiendo jurado en distintos momentos del proceso, que cada uno fue por su cuenta a realizar la denuncia sin un previo acuerdo entre ellos, mintieron alevosamente ya que tengo pruebas gráficas que dan cuenta de su relación a través de las redes sociales, desde por lo menos el año 2005. Y también me llegó información de que gran parte de quienes realizaron la denuncia, se reunieron seis meses antes del allanamiento para acordar el guión de la acusación.
Cometieron fraude al Estado con la complicidad consciente del Estado, a través de algunos de sus funcionarios judiciales.

En segundo lugar, responsabilizo a los representantes del sistema judicial en esta causa, que por animosidad en la mayoría de los casos, por cobardía y comodidad en otros, optaron por creer las mentiras sin el más mínimo análisis, a sabiendas de que tanto relato no pasaría un peritaje y basaron su condena en dimes y diretes, sin una sola prueba que los respaldara. Tal fue el nivel de invención y maldad del que hicieron uso y abuso, que incluso los abogados de la defensa se vieron obligados a ir con la corriente y dar crédito, durante el juicio, a las falsas acusaciones para no salirse de lo que judicialmente dan en llamar la “visión de túnel”, en la que hacen encuadrar las causas para satisfacer el “buen curso de la ley y la justicia”.


Pensaba desglosar una por una todas las mentiras delirantes que se han dicho en esta causa. Me basaba para ello en la sentencia que fue publicada en un portal judicial en internet y por lo tanto es de dominio público. Pero he llegado a la conclusión, de que hacerlo sería rebajarme a entrar en discusiones propias del chusmerío barato, que alimenta la morbosidad del imaginario colectivo. Sería gastar mi tiempo y energía en desenmarañar una sarta de palabrería delirante, salida de la imaginación de personajes que no merecen la atención ni la pérdida de tiempo del lector y sólo daría lugar a más palabras huecas y sin sentido, que alimentarían la discusión, algo tan buscado por los medios de comunicación.
Cada quien es libre de creer lo que su conciencia le permita.

Lo único importante, lejos de las interpretaciones de supuestos profesionales que vomitan y regurgitan opiniones basadas en dichos y no en hechos, es que yo sé lo que viví y lo que no. Sólo diré que mi vida y la de mis seres queridos, nada tienen que ver con las mentiras que formaron esta aberración que dieron en llamar “causa”. Si doy a conocer mi descargo por esta vía, es porque como dije anteriormente, no se me permitió hacerlo en el escenario correspondiente, porque la verdad fue negada en la sala del tribunal.

Si bien la privacidad que dicen debe mantener este tipo de debates, es para preservar la identidad de las víctimas y evitar su posible revictimización, lo cierto es que en este caso, no hubo tal debate, no existió la tan mentada imparcialidad de los jueces, las víctimas no eran tales (lo digo con conocimiento de causa). La privacidad, es simplemente un blindaje utilizado por el tribunal, para que la verdad no salga a la luz y sólo se publique en los medios que trabajan para ellos, la versión del fiscal, que es totalmente apoyada por el tribunal y que dista mucho de ser cierta.


La mentira es mentira donde se la diga, llevarla a las salas de un tribunal, decirla en los medios de comunicación, o que sea repetida por varios individuos, no la hace menos falsa. 








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