Justicia Ilegítima - Capítulo 17
EPÍLOGO Eduardo Agustín De Dios Nicosia, nada poseía. No por tener testaferros, según argumentó otro emperadorcillo de otro castillo más pequeño pero más oloroso, sino porque su bien más preciado no eran el oro ni el poder, ni el dinero, ni bienes, ni posesiones, ni liderazgos. Su bien más preciado eran el Respeto, la Amistad, la Libertad y la Felicidad del Ser Humano. Nada tiene que ver con él, el monstruo déspota, desalmado, tirano, débil y estúpido que dieron a conocer los medios de comunicación en base a las descripciones de aquellos que lo denunciaron, quienes lo hicieron porque se sintieron apartados de su vida, y así lo demuestra el que hoy, una vez fallecido, hasta quieren llevar su apellido. Y aunque no es necesario que dé explicaciones, haré un breve resumen de su calidad como ser humano, porque no se justifica tanta falta de respeto hacia una persona que nunca irrespetó a nadie. Y si bien le tendría sin cuidado lo que se dijera acerca suyo, no me haré cómplice de la estupide