Justicia Ilegítima - Capítulo 16

 

XVI


Para resumir y concluir, con autorización de su autor, hago públicos fragmentos de una carta que se le envió al abogado del Sr. Nicosia, para explicar lo inexplicable de esta historia:


Hola (.....)


Te escribo finalmente porque después de darle vueltas a esta bolsa de gatos que no tiene pies ni cabeza, tratar de explicar algo es sólo rebajarse a discutir con personajes infantiles, por decir lo mínimo, en su mismo nivel. Por eso he llegado a la conclusión, que hoy se lo juzga a Eduardo simplemente por ser como es. No hay una defensa explicable ante los ojos de una justicia ciega y nefasta, alimentada por una psicología barata que todo lo tergiversa, y menos ante el odio que ha cegado no sólo los ojos, sino los corazones de quienes alguna vez vivieron con él.

El Instituto de Estudios Yoguísticos Yukteswar existió, fue fundado en 1968 y se cerró definitivamente en los años 80. Tenía como finalidad difundir la filosofía Yoga y el conocimiento de sí mismo, esto figura en sus estatutos. Eduardo se dedicaba a eso, tenía el título de Swami (que significa aquel que busca alcanzar la maestría en el conocimiento de sí mismo) y daba conferencias en todo el país. La gente que se acercó con dicha inquietud de autoconocimiento, lo hizo por propia voluntad y no fue buscada por Eduardo. Su idea fue poder formar en Occidente un instituto con las cualidades de los institutos serios (como lo fue la Divine Life Society de Swami Sivananda) que existen en Oriente, ya que es la forma que más se acerca a su filosofía de vida y su vocación.
Cabe preguntarse: ¿acaso esto es ilegal? ¿Por qué entonces no lo es la iglesia católica por nombrar una? ¿Cuál es el crimen de creer en tu propia filosofía? ¿Cuál es el crimen de compartir la idea de que Dios está dentro de uno y no afuera?

El Instituto estaba debidamente inscripto en Cultos, y todas sus actividades eran autorizadas y permisadas por la P F A y por Coordinación Federal. (..…)
Aunque era una organización civil, el instituto existía como existe cualquier otro tipo de organización religiosa (aunque no lo era y no profesaba ningún tipo de religión, ya que cada integrante tenía sus propias creencias, y además no había otro rubro donde poder registrarlo)(...). La gran diferencia, es que Eduardo nunca pidió diezmo, ni se quedó con el dinero ni las propiedades de nadie y no tenían que renunciar a sus bienes, religión, familia ni cónyuge (......) para ingresar al Instituto.
Como se ve, al día de hoy no tiene un domicilio dónde vivir y por ello, le inventan bienes donde no los hay. ¿Cómo se explica si no, que no tengamos dinero de “tesoros ocultos” para pagar su defensa o pagar una fianza?
Su forma de vida la cual no impuso a nadie, sino que todos vivieron de él, ya que era quien trabajaba para mantener a todos los que se quedaban a vivir en el Instituto, hasta que su físico no dio más, no incluía riqueza, ni bienes personales, sólo lo justo para vivir bien y tranquilos. El Instituto no era un secreto para nadie, era públicamente conocido y por él pasaron miles de personas, que buscaban algo más que lo que la iglesia tradicional les podía ofrecer. Eduardo nunca predicó más que la paz interna y el autoconocimiento del ser que cada uno lleva dentro. La esencia de su forma de pensar, es que cada quien es capaz de conocerse a sí mismo derribando las propias barreras internas que esclavizan al ser humano. Eduardo no predicaba con que “nadie llega a dios si no es por mí”, sino que cada uno puede indagar dentro de sí mismo y enfrentar sus propios miedos y trabas, y de esa forma, eliminar los obstáculos que anulan su propia Libertad. Esto nunca fue un secreto para nadie, sino que era público y notorio y dada la época que se vivía en el mundo en los años 60, esta idea de poder Ser, encontró eco en mucha gente que buscaba ese algo más.


Eduardo nunca se autoproclamó “gurú” (que dicho sea de paso sólo significa maestro en sánskrito y es un término utilizado mundialmente) ese apodo se lo pusieron los primeros que lo buscaron a él. Siempre ha dicho que no es maestro de nadie, que sólo cree en el Respeto y en la Amistad. Todo sojuzgamiento del ser humano va contra sus principios. Nunca ocultó su filosofía, ni su forma de vida. Toda esa idea de que Eduardo llevaba una vida prohibida estaba sólo en la visión de ciertos personajes que lo juzgaban, pero que estaban bien cómodos viviendo de arriba, como R. Y. Jamás tuvieron que trabajar de verdad. Todos esos "niños bien" que venían de familias adineradas y que escapaban de sus padres por la rebeldía del ser humano primero, y de la época después, creían que ingresaban al Instituto para llevar la vida "cómoda del monje" y se encontraron con que para Ser, hay que trabajar tanto física, como mentalmente.


Jamás tuvieron que levantar peso en el puerto, manejaban cómodamente lujosos autos de moda que Eduardo compraba con la plata que todos hacían, incluido él. Se codeaban con artistas del momento como Tita Merello o Jorge Porcel entre otros, gracias a que lo único que hacían era manejar un auto, haciendo de choferes vestidos de trajes de primera. Eduardo jamás permitió que nadie de sus amigos, porque siempre los consideró como tales, trabajaran de manera esclava. Cobraban caro y eran ellos quienes manejaban la plata. Eran ellos quienes no querían saber nada con sus familias y sin embargo, era Eduardo el que se llevaba bien con los padres de todos. Eduardo podía hablar con pobres y ricos, con famosos y gente común, con policías, chorros y prostitutas, simplemente porque nunca juzgó a ninguno y no tenía nada que ocultar. Era amigo de curas católicos con los cuales compartía su filosofía, llegando ellos a comprender que su religión coincidía en muchos aspectos con la filosofía oriental. Todos los que ingresaban por propia voluntad al Instituto conocían su forma de vida y su trabajo, que no consistía en torturas ni orgías. Médicos, psiquiatras, pediatras, parteros, abogados, familiares y amigos sabían de su forma de vida, de su trabajo (.....)

Eduardo nunca se puso por encima ni por debajo de nadie. Siempre la gente lo buscó para contarle sus problemas personales y sin embargo, él jamás repitió a nadie aquellas charlas privadas que mantenía durante hasta 16 horas por día. Jamás se aprovechó de persona alguna, todos sabían que al hablar con él, se sentían mejor por el sólo hecho de ser escuchados, comprendidos y no juzgados.


Hoy nos vemos metidos en un berenjenal de pasiones encontradas, lo odian tanto como lo amaron, todos, ex amigos e hijos
quisieron tener su atención para sí mismos (......). ¿Si Eduardo es un ser especial? Que no te quepa la menor duda, pero no es un dios, no es un maestro, ni pastor, ni líder de masas. (.......) es un Simple Hombre Común. Es un Hombre Feliz y eso no se lo quita nadie. Nunca se vanaglorió de nada, nunca hizo nada por beneficio personal, todo lo que tuvo físicamente lo dio. Hoy no tiene nada y estando donde está sigue siendo Feliz.

(......................)

Una vez me preguntaste por qué tanto odio de parte de quienes lo acusan. Sí, es porque les cortó el chorro en todo sentido, el que les permitía vivir la vida cómoda y plena que llevaban, (...). Algunos eligieron caminos turbios (....), algunos se envolvieron en sus propios autoengaños (.....), otros se cegaron con sus propias envidias y resentimiento como R. Y. (.....) y otros se dejaron llevar por comodidad, por quedar bien o por debilidad mental. Otros ni saben dónde están parados”. (..........).
Pero el mayor resentimiento que guardan es porque sí, les cortó el chorro más importante, al dejarse envolver por sus propias mentiras y actos incorrectos: el de su amistad. porque Eduardo no transa con la mentira. Esta es la verdad, no hay otra cosa detrás."



Aclaración: las supuestas 33 víctimas que tanto mencionaron en los medios, no existían. Entre los pocos que se reunieron para armar la causa, utilizaron los nombres de aquellos que convivían con él, como su familia, o de los amigos que trabajaban en la entidad comercial, para poder darle cierta magnitud al caso. Incluso utilizaron los nombres de amigos fallecidos por enfermedad que eran muy amigos de Eduardo, o de gente que no formaba parte de su vida desde hacía más de 40 años. Hoy todo quedó reducido a cuatro porque son los que deben sostener su condición de “víctimas” para poder cobrar la “indemnización”. Y de los que participaron como denunciantes, pero quedaron fuera del cómputo, algunos hoy están apelando para recibir el dinero que creen merecer por sus esfuerzos como promotores de la denuncia.







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